lunes, 28 de abril de 2008

Lo que influye en el fútbol

Estaba yo pensando en la lamentable imagen que ofreció el Barça el pasado sábado en Riazor, y me puse a pensar en qué motivos pueden llevar a unos profesionales a abandonarse a un ridículo tan espantoso como el que están haciendo. Los futbolistas saben perfectamente que la gente, la prensa, la afición... todos los que les ven y siguen (pues ofrecen su trabajo al espectador) les machacarán, volverán a las andadas sobre su vida privada, su autocomplacencia, la dolce vita y todo eso.
Si yo fuera futbolista (que no lo soy), me preocuparía pasarme el resto de la semana, y quien sabe si meses siendo señalado con el dedo como un mal profesional, un mercenario y un vago.
¿Por qué lo hacen, pues? ¿Por qué insisten en dar carnaza a los que les esperan para descuartizarlos, y privan de argumentos a los que queremos a este club?

Ese ha sido siempre uno de los misterios que más me han cautivado desde que me atrae este mundillo.
De repente, unos futbolistas ofrecen un rendimiento óptimo, ganan partidos y hasta títulos, y entonces todo el mundo los admira y lisonjea, la mayoría de las veces sin rubor. Entonces, cuando las cosas se tuercen, esos mismos jugadores ya no corren igual, ya no se desmarcan igual, ya no chutan igual... y todo aparece a los ojos del mundo como un enorme desastre.

No me creo, en absoluto, las historietas que nos cuentan los periódicos, ni cuando las cosas van bien ni cuando no van en absoluto. Tampoco comulgo con que el futbolista es un profesional y tal, y por tanto soban la palabreja de marras hasta dejarla sin significado.
¿Que son profesionales? ¡Y tanto! Si cobran -que lo hacen-, si es su medio de sustento -buen sustento- y han pasado miles de procesos de selección, lo son.
Si dedican su vida profesional a ello, lo son. Si tributan por los ingresos, lo son. Al recibir contraprestación económica, lo son.

Que hay excelentes, buenos, regulares, malos y peores profesionales, es un hecho real como la vida misma. Todos los que tienen algún puesto de responsabilidad en su empleo, sabe que eso es así. Yo doy por sentado que en el fútbol hay de todo eso, y más. Y que el exceso de dinero los aburguesa... estoy convencido.
Pero me sigue preocupando la misma cuestión: TODO EL MUNDO ve su trabajo, los observa, analiza con lupa... están de cara al público. ¿POR QUÉ son tan bobos, tan estúpidos, tan poco inteligentes como para ponerse a los pies de los caballos voluntariamente?
Esa, creo humildemente, es la cuestión. Es lo que me corroe, la pregunta del millón para mí. No hay nadie tan estúpido (creo) que se preste voluntariamente a hacer el ridículo. Es más, estoy convencido que en la mente de esos futbolistas a los que las cosas no salen -léase Barça ahora, pero me sirve también para mi sufrido Nàstic de Tarragona-, no hay otro empeño que hacerlo bien, que vuelvan las lisonjas, que cesen los varapalos.

Asi pues...
¿Dónde quiero ir a parar?
En mi próximo post, ahora que me he animado a cuidarlo (el blog, me refiero), intentaré dar mis claves, humildes y personales, pero mías al fín y al cabo.

¡Un saludo grana y otro blaugrana!

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